Nuestra empresa ha decidido empezar a vender su producto en otros países, y para ello quiere aprovechar el tirón de las nuevas tecnologías. ¿Qué aspectos debo cuidar en el comercio online con países del exterior? Vamos a dar un repaso a las normas básicas del comercio por internet.
Algunos aspectos legales son bastante complicados, especialmente todo lo que tiene que ver con la normativa internacional aplicable a las transacciones mercantiles. En el caso de la venta online no hay una regulación unificada aplicable en cualquier situación, por lo que deberemos conocer varios tipos de normativas de diferentes países. Tal es el caos que reina en este sector que compañías que prestan servicios online en todo el mundo, como Facebook o Google, afirman que ellos no se pueden adaptar a tantas normativas diferentes.
Pese a las complicaciones legales, hay varias pautas que deberían seguirse sí o sí desde un primer momento si queremos evitar tener problemas a las primeras de cambio. Entre las precauciones básicas, podemos destacar la necesidad de una cuidada atención al cliente que nos evite tener que enfrentarnos a reclamaciones ante tribunales extranjeros.
Desde un primero momento hay que procurar cumplir la legislación del país en el que la empresa online se va a constituir, es decir, nuestras propias leyes. En el caso español esto implica ciertas variaciones regionales, que van a depender de la Comunidad Autónoma en la que nos encontremos, tampoco podemos perder de vista la legislación europea.
Una técnica habitual es no ofrecer productos en países en los que no dominamos la legislación aplicable. Para esto basta con dejar que sea el consumidor el que acceda a nuestra página web y que ésta contenga un claro aviso legal que especifique la legislación a la que nos sometemos.
Un ejemplo: Si nuestra página está traducida al danés y tiene un dominio .dk (el de Dinamarca), cualquier consumidor de ese país va a pensar que está comprando en su propio país, lo que nos puede llevar a ser demandados en un tribunal danés con todas las garantías a favor del comprador danés.
Si este mismo comprador tiene que venir a comprar a nuestra página .es y nuestro aviso legal y el propio idioma de la página no admiten ninguna confusión, nuestro proyecto se encontrará cubierto por la legislación española.
Ten en cuenta que las legislaciones sobre consumidores son muy proteccionistas y suelen remitir al sistema legal del país del consumidor, por lo que debemos ser muy cuidadosos de no operar en sistemas legales que nos sean desconocidos. La buena política de atención al cliente, que hemos mencionado antes, implica que, además de ofrecer un trato cercano y amable, va a ser necesario ceder en cuestiones en las que, a priori, llevamos razón. Más vale aceptar una devolución a tiempo que vernos metidos en procesos judiciales muy costosos en países lejanos.
Otro de los principales errores que cometen las empresas que se dedican a la exportación online es no ser respetuosos con la propiedad intelectual e industrial del país en el que despliegan su actividad. Aunque en España seamos propietarios de la marca y del dominio de internet asociado a ella, esto no quiere decir que ocurra lo mismo en todos los países. Salvo que utilices el registro europeo, que te protege a nivel comunitario, es probable que tu empresa, especialmente si utilizas siglas o nombres cortos, ya exista en el país de destino. Ahórrate problemas innecesarios estudiando detenidamente esta cuestión antes de dar ningún paso en falso.
Aunque con las pautas de este artículo puedes conocer mejor la problemática legal más habitual que opera en torno al comercio online, ante cualquier duda consulta a un especialista en este tipo de cuestiones. Recuerda que no todos los abogados están especializados en comercio internacional ni en nuevas tecnologías, por lo que debes asegurarte primero de que tu asesor cumple con todos los requisitos que debe tener un especialista en la materia.